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El café es uno de los productos agrícolas de mayor importancia económica y social a nivel mundial; en el Perú, representa uno de los principales cultivos tradicionales de exportación y son más de 220 mil familias las involucradas en la cadena productiva. Los cafetales peruanos abarcan el 10.2% de la superficie agrícola en el país, y debido a que la gran mayoría se cultiva bajo sistemas agroforestales, son grandes sumideros de carbono (CO2) y espacios de protección para la biodiversidad.

“El esquema del cultivo del café es muy importante para el bienestar de muchas personas porque aporta a sus economías, pero no debemos dejar el lado ambiental; los sistemas agroforestales con café guardan una serie de interacciones que aún no conocemos bien en el país, y una de ellas es la de la polinización”, señala Diego Aliaga, investigador y egresado de Agronomía y Negocios de la Universidad Científica del Sur.

Aliaga ha realizado una investigación pionera en el país con el objetivo de determinar la diversidad de abejas durante el periodo de floración del café (Coffea arabica L.) con certificación sostenible en la finca Santa Rosa, en Villa Rica, Pasco; un primer paso que abrirá oportunidades para comprender el impacto real de estas especies en la producción del café peruano.

Hemos encontrado alrededor de 83 tipos de abejas diferentes. Esto genera grandes expectativas con respecto al servicio de polinización”. Aliaga sostiene que las abejas son aliadas de la producción del café pero en algunas fincas o parcelas se usan insecticidas muy peligrosos que atacan no solo a las plagas sino también a los insectos benéficos. Por otro lado, la deforestación genera la pérdida de sus hábitats.  

En el 2018 la Unión Europea prohibió el uso de los pesticidas de la familia de los neonicotinoides, muy utilizados en todo el mundo en cultivos como el de maíz, algodón y girasol, por evidenciar un verdadero riesgo para las abejas silvestres y las abejas melíferas.

Urge que los productores agrícolas tomen conciencia de la necesidad de ejecutar prácticas responsables en sus cultivos, que no sólo ayudarán a preservar las poblaciones de abejas y contribuir al ciclo de preservación de la biodiversidad, sino que también permitirán mejorar la producción de muchos cultivos, algunos de ellos tan importantes económica, social y medioambientalmente como el café.